La verdad está en los detalles

En un blog en el que alguna vez entré a leer algún post sobre fútbol, hubo una conversación entre el autor del blog y un internauta que le hizo una pregunta acerca de su hijo y el fútbol.

El autor del blog le contestó al padre que no se preocupara tanto por su hijo, que lo dejara ser feliz y jugar con sus amigos, que nunca llegaría a ser profesional y, por tanto, que no generara falsas expectativas.

El padre, algo desconcertado, respondió sorprendido de cómo podía afirmar tan rotundamente que su hijo nunca sería profesional, si ni siquiera lo había visto jugar. ¡Cómo se atreve a juzgarlo!

Y el autor del post dio una respuesta que aún conservo en la memoria. Una respuesta simple, muy simple, pero a la vez clarificadora de cómo funciona el cerebro del 99% de los padres que tienen un hijo que juega mejor que la media.

Le dijo:

"Si te digo que tu hijo tiene 1 posibilidad entre 1 millón de llegar a ser profesional en el fútbol, inevitablemente pensarás que esa posibilidad es tu hijo.

Prefiero decir que tu hijo nunca será profesional... solo me equivocaré 1 vez de cada 1 millón de veces que lo diga."

Como diría mi hijo... "¡Zasca!" o "¡Turn Down for What!"... cosas de la juventud que los mayores ya no entendemos...